LAS VENTAJAS DE LA REPARACIÓN FRENTE A LA SUSTITUCIÓN
- De seguridad para el usuario: El parabrisas forma parte de la carrocería del vehículo y es, por tanto, un elemento de seguridad (activa y pasiva) clave para sus ocupantes.
Reparando los daños, evita el riesgo de una sustitución defectuosa (pérdida de estanqueidad y resistencia provocadas por holguras en el proceso de desmontaje/montaje) y, mantendrá íntegras así las características de seguridad del parabrisas.
- De impacto medioambiental: La reparación es la única solución eficiente y sostenible, ya que, no produce residuos y no genera consumos (el gasto energético y de materiales es prácticamente igual a cero).
Tomando como referencia un vehículo familiar medio:
- Residuos de vidrio y PVB generados (reparación) = 0.
- Residuos de vidrio y PVB generados (sustitución) = 13,9 Kg*
*A esta cantidad hay que añadirle el gasto energético producido en la fabricación, suministro y montaje del componente (39,1 Kg de CO2 emitidos por parabrisas).
Además, esta cifra aumenta cuando el vehículo considerado es de grandes dimensiones (autobús, camión, etc.) donde el tamaño del parabrisas y su índice de siniestralidad aumentan en más de 3 veces.
La reparación limita la extracción y consumo de materiales (no renovables) necesarios para fabricar nuevos parabrisas, optimizando así los recursos energéticos y materiales. Ayuda, por tanto, a reducir la huella ecológica, el alza de los precios (inflación) y le permite anticiparse a las inminentes normativas europeas demostrando su compromiso medioambiental.
Bº para el cliente que repercuten en toda la sociedad.
- Económicas y de eficiencia empresarial: El precio de la reparación representa/ supone menos del 10% del coste de la sustitución*.
*A esto hay que añadirle el coste del recalibrado de la cámara del parabrisas imprescindible en cada sustitución.
Este % de ahorro es aún mayor cuando hablamos de parabrisas de mayores dimensiones (autobús, camión, etc.).
Y, si tiene cobertura de lunas, la reparación le saldrá gratis.
Por tanto, también económicamente, la reparación es el proceso más beneficioso.
- De disponibilidad y pérdidas de tiempo: El proceso de reparación tan solo necesita una media de 30 minutos, tras los cuales, dispondrá totalmente de su vehículo.
La sustitución, en cambio, le acarrea grandes esperas (suministro del componente al taller, secado y asentado del proceso).
La diferencia es clara aquí también.
EL PROBLEMA DEL RECICLAJE
Los vehículos fuera de uso y la sustitución de parabrisas generan enormes cantidades de residuo (vidrio laminado).
La separación de los dos materiales (el vidrio y el PVB) y la obtención de PVB sin contaminación, aunque factible, es un proceso complicado y costoso económicamente (métodos ópticos, de Foucault, …)
Varios proyectos se han abandonado debido a que los altos costes del proceso (necesarios para la separación manual y así obtener materiales óptimos para las exigencias del mercado) sobrepasan el valor final de venta de los productos reciclados.
Otro motivo en la sombra de este abandono se debe a los grandes intereses de las industrias, tanto químicas y extractivas (lobbies que están detrás de las políticas y medios de comunicación mundiales, los cuales nos siguen vendiendo la idea de “crecimiento sostenible” en un planeta finito) como las industrias productoras y comercializadoras de parabrisas que, guiadas únicamente por alcanzar el máximo beneficio monetario posible, controlan el mercado y dictaminan qué es reparable y qué no, promoviendo claramente la sustitución de parabrisas.
Así, actualmente se han producido algunos avances: se reutilizan los compuestos del parabrisas para generar productos de reciclaje secundarios (botellas, cementos alcalinos, …). Pero se continúa asfixiando al planeta para la fabricación de nuevos parabrisas (extrayendo materias no renovables, consumiendo energía ineficientemente y proveniente, en su gran mayoría, de combustibles fósiles, y emitiendo C02).
Algunos datos:
- Solo en el año 2011 en España se desperdiciaron 12 millones de megavatios-hora (MWh) porque un 54% de los residuos plásticos acabó en los vertederos.
- España gastó 770 millones de € para poder emitir más C02 de lo establecido.
(Fuente: José Esteve, “Wordpress.com”)
EL CAMBIO DE MODELO PRODUCCIÓN/CONSUMO
El paso de una economía lineal a una economía circular)
La economía lineal, aún vigente, basada en los conceptos producir, usar y tirar, es un modelo claramente ineficiente e insostenible porque no tiene en cuenta el agotamiento de los recursos naturales (que son finitos), ni los consumos de energía (mayoritariamente contaminantes) y la generación de residuos (no reciclables).
Genera una cantidad de gasto energético, de materiales y de residuos que, simplemente, no nos lo podemos permitir. Llegando a conductas tan extremas como la obsolescencia programada.
Además, económicamente nos expone a otros grandes riesgos (inestabilidad y dependencia) debido al aumento en los precios de los recursos y las interrupciones en el suministro, cada día más frecuentes, que lastran a nuestras economías.
La alternativa que aplica Andrés Buelta desde 1994 es el fomento de la reparación de parabrisas frente a la sustitución, para ayudar a empresas, particulares, admón. Pública y compañías aseguradoras a alcanzar el objetivo del cambio de modelo económico actual a una economía circular que sí es sostenible.
La economía circular es un modelo de producción y consumo que pretende mantener dentro de la economía el mayor tiempo posible los materiales y los productos, reduciendo así la necesidad de nuevos recursos, consumos de energía, generación de residuos y contaminación. Es más eficiente porque logra más con menos.
Empresas, administraciones y consumidores tenemos una responsabilidad dentro de la economía circular: debemos aprender a consumir de manera más responsable, consciente y reflexiva.
Un nuevo modelo de sociedad en el que los productos se reparan y reciclan (Objetivos de la Agenda 2030), usando los recursos con la mayor eficiencia posible, y en el que todos hemos de tomar conciencia del valor que podemos aportar para contribuir a mantener el bienestar de las generaciones futuras.